El fracaso y el fracasado: “El Fracaso: el único que no me ha engañado para irse con otro”
El fracaso y el fracasado: “El Fracaso: el único que no me ha engañado para irse con otro”
Dice un verdadero fracasado: “después de un fracaso, los planes mejor elaborados parecen absurdo”. Cualquiera pensaría que en esta frase se encuentra un rasgo profundo de optimismo, que del fracaso uno puede aprender; que la vida te da sorpresas, o en su defecto, sorpresas te da la vida. Yo, por otro lado, preferiría pensar que si el fracaso vuelve al éxito algo absurdo esto es por que únicamente desde la certeza del perdedor es desde donde uno puede pensar la realidad con todos sus matices. Llegar al éxito es seguir la ruta en línea recta acordada; el fracasado voltea y se permite la esquizofrénica pregunta ¿Cómo diablos llegué aquí?, la persona de éxito vive un sueño, el fracasado vive una realidad y el que no está consciente de sus fracasos una pesadilla.
Pensemos en el fracaso entonces como una técnica. Si pensamos en el fracaso como la mejor de las maneras posibles para el hacer estamos pensando en una realización antimetódica que nos permite jugar con la vida misma; nada es serio para el fracasado si lo único que tienes que perder es la derrota, la burla es el resultado de aquel perdedor que decide poner manos a la obra. La técnica del fracaso es la técnica de la víctima y únicamente la víctima consciente de su derrota puede hacer del arte un discurso.
Pero no olvidemos que un discurso sobre el fracaso se desarrolla exclusivamente en el mundo de lo real; al igual que en el error, en la fealdad, en lo grotesco, en lo absurdo, el fracaso se da en personas, en momentos y en lugares. No hay nada de abstracto en el fracaso, es lo más cercano a nosotros, lo cotidiano, aquello sin sorpresas ni engaños. Es por ello que si vamos a hablar del fracaso hablaremos de las cosas más cercanas a nosotros, nos referiremos a nuestra realidad inmediata, a aquello que nos acomoda y que hizo de nosotros lo que somos.
Ángel Luviano en su proyecto “El Fracaso: el único que no me ha engañado para irse con otro” toma consciencia de este hecho, se desprende de su entorno y nos muestra la atmósfera que cubre su propia vida para, a manera de burla, dar cuenta de las formas que el fracaso puede tomar. En esta producción lo cotidiano es la principal ventaja. Los recuerdos de momentos vividos son extraídos de la unanimidad de aquellas vidas que nunca alcanzaron las quimeras del éxito. El absurdo es el resultado obvio de esta extracción al mostrarnos que, por sí mismas, las imágenes tan solo hablan de la necedad para sublimar lo mediocre.
Dice José Ingenieros acerca del “Hombre mediocre”: “el Ideal es un gesto de espíritu hacia alguna perfección”. Algo tan concreto como proyecto “El Fracaso: el único que no me ha engañado para irse con otro” nos muestra que “la inquietud por alcanzar una quimera”, la quimera del éxito, no es de pocos. Cualquier familia con una cámara de video está ávida por inmortalizar lo que para ellos son sus mejores momentos. Ya es posible guardar lo fugaz del momento, extraerlo y subvertirlo es la tarea del fracasado que sabe que esto es tan solo una parte de toda una vida perdida.
En el video hay una mezcolanza entre lo público y lo privado, pero ambas imágenes hablan de la misma vida perdida. El llamado superhumano del discurso no es más que aquel ser que se desarrolla ahí en donde no tiene oportunidad alguna de sobresalir y que sin embargo sobresale. La validez de documentar a estos hombres extraordinarios está en la figura del autor de la obra, él tiene que ser parte de este fracaso para poder hablar de ello, puesto que las imágenes que se muestra son tan familiares, de no ser así se pierde en un collage de lo absurdo. Vivir el fracaso para contarlo es la calve, la pregunta por la eficacia de la obra es la pregunta por el fracaso del autor. ¿Es Ángel Luviano un fracasado? Algunos diríamos que si, pero no un fracasado más. Su obra bien puede ser un fracaso, pero no un fracaso más. El fracaso, como bien lo dice al principio del video, es inminente lo interesante hablar de él.
Fabián Ríos Osorio
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